El acoso no es un solo acto, es un proceso donde las situaciones van apareciendo por partes. El acoso tiene sus fases en distintos momentos a saber:
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Fase de seducción
La persona acosadora no ha evidenciado su violencia; por el contrario, logra ganarse la confianza de su víctima, por medio de halagos y buenos tratos, con el objetivo de descubrir aspectos íntimos y personales de la víctima, que más tarde podrían ser utilizados en su contra.
Fase de conflicto
La relación interpersonal sufre un cambio negativo por molestias o contratiempos leves que no se resuelven, sino que se acumulan con el tiempo. En esta fase la víctima suele restarle importancia a la situación, aunque puede sentirse confundida.
Fase de acoso
Se dan ataques sutiles pero molestos, difíciles de detectar; la persona agresora tiende a buscar apoyo de otras personas dentro de la organización, bien sea a través de la crítica, o comentarios mal intencionados destinados a desacreditar a la víctima, puede incluso llegar a tomar represalias contra aquellas personas que no le ayuden en su objetivo; entonces se instaura un ambiente de temor. La víctima puede experimentar ansiedad, irritabilidad y deterioro de su autoimagen.
Fase de intervención de la organización
La víctima da a conocer su situación y la organización puede que atienda la situación o la niegue. Entonces la persona acosadora hará ataques más fuertes, donde involucre a otros miembros del grupo, con el propósito de que la víctima pierda sus estrategias de afrontamiento, de defensa y de lucha. En el lugar de trabajo se podría difundir el rumor de que el problema lo tiene la víctima o que sólo se trata de un conflicto interpersonal. La persona que lo sufre posiblemente presentará algunos síntomas de depresión, desinterés por su trabajo, fallos en su memoria y frustración.
Nota: hasta este punto se pueden identificar específicamente las fases de desarrollo del acoso. Las siguientes fases dependen de cómo reaccione la víctima ante el acoso sufrido.
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Fase de resistencia
Se produce ante la falta de soluciones efectivas y la necesidad de conservar el trabajo. Esta fase supone la resignación y tolerancia de la víctima ante las situaciones estresantes que provoca el acoso laboral, aunque la persona no estará exenta de consecuencias sobre su salud física y emocional.
Fase de exclusión
Se da cuando la víctima que fue aislada en su propio lugar de trabajo, sufre a tales niveles que termina expulsada de ese entorno. Algunos ejemplos de la exclusión se pueden manifestar cuando la persona renuncia, es despedida, se ausenta por problemas de salud (incapacidades), se jubila anticipadamente debido a alteraciones emocionales de importancia y ansiedad severa, o en el peor de los casos, se quita la vida.
Es importante comprender estas fases para que la víctima pueda identificar la situación en la que se encuentra y así enfrente este riesgo laboral por medio de un registro de todos los actos violentos que atraviesa, por si decide denunciar y también activar el autocuidado.
Las personas que han sufrido acoso laboral podrán recuperarse de sus secuelas cuando se detenga la exposición a la fuente de violencia. Requerirá de personas externas o internas a la organización que brinden apoyo para la reparación del daño recibido. En este proceso, la fortaleza interna, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social de cada víctima serán determinantes en su recuperación.