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Principios del neurodesarrollo


Los principios del neurodesarrollo permiten entender cómo las personas menores de edad aprenden y se desarrollan. Estos principios, de acuerdo con Förster y López (2022), incluyen:

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Secuencialidad

El neurodesarrollo sigue un orden progresivo y organizado: primero se desarrollan las funciones básicas (como la respiración y la succión), y luego las funciones superiores (como el lenguaje, la atención o la autorregulación). Cada etapa sienta las bases para la siguiente.

Jerarquización

El sistema nervioso se organiza de forma jerárquica, desde las estructuras más primitivas (tronco encefálico) hasta las más complejas (corteza prefrontal). Las habilidades más complejas dependen del correcto funcionamiento de las más simples.

Plasticidad cerebral

El cerebro infantil tiene una alta capacidad de adaptación y cambio en respuesta a las experiencias y el entorno. Esta plasticidad es mayor durante los primeros años de vida, lo que permite una rápida adquisición de habilidades y conocimientos.

Períodos sensibles

Existen momentos específicos durante el desarrollo en los que el cerebro es especialmente receptivo a ciertos estímulos y experiencias. Estos períodos sensibles son cruciales para el desarrollo de habilidades como el lenguaje, la motricidad y la socialización.

Interacción genética y ambiental

El neurodesarrollo es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales. Las experiencias tempranas, como el juego, la nutrición, las interacciones afectivas y un ambiente seguro y estimulante, son fundamentales para el desarrollo óptimo del cerebro.

Individualidad

Cada niño y niña tiene su propio ritmo de desarrollo. Aunque existen hitos generales, hay variabilidad individual que debe ser respetada y comprendida.

Experiencia dependiente y experiencia expectante

  • Experiencia expectante: el cerebro está “preparado” para recibir ciertos estímulos en momentos específicos (por ejemplo, el lenguaje en los primeros años).

  • Experiencia dependiente: las conexiones neuronales también se forman a partir de experiencias únicas y personales de la persona menor de edad.

Integración sensorial y motora

El desarrollo de circuitos que integran información sensorial (visión, audición, propiocepción, entre otros) junto con la acción motora, son cruciales para la coordinación, el aprendizaje y la interacción con el entorno. El cuerpo y el movimiento juegan un papel esencial en la organización del cerebro.

Progresiva especialización

A medida que el cerebro madura, las áreas cerebrales se vuelven más especializadas y eficientes en sus funciones, permitiendo una mayor complejidad en el pensamiento y la conducta.


La comprensión del neurodesarrollo implica reconocer que las funciones cognitivas, emocionales, motoras y sociales emergen en secuencia y requieren condiciones óptimas para consolidarse. Entre los principios fundamentales destacan la plasticidad cerebral, que permite reorganizar conexiones sinápticas en función del aprendizaje; la experiencia dependiente del desarrollo, donde las vivencias únicas de cada niño o niña moldean su arquitectura cerebral; y la importancia crítica de los períodos sensibles, ventanas temporales en las que ciertas competencias se adquieren con mayor facilidad y profundidad, por lo que la intervención e interacción de la persona adulta con las personas menores de edad puede favorecer a un desarrollo cerebral armónico, funcional y adaptativo.

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