El aprendizaje infantil es una experiencia profunda, multisensorial y afectivamente cargada, que involucra la activación de múltiples circuitos neuronales al servicio de la construcción de significado.
Lejos de ser una mera acumulación de información, el aprendizaje en la infancia es un proceso activo y relacional, que se edifica a partir de la exploración, el juego, el vínculo y la interacción con el entorno físico, social y emocional.
Principios para el aprendizaje infantil
 
Algunos de los principios para el aprendizaje infantil que señalan los expertos son los siguientes:
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Niño o niña como sujetos activos del aprendizaje

Los niños y las niñas aprenden mejor a través de la exploración activa y el juego, ya que construyen conocimientos a partir de la experiencia. Es esencial proporcionar oportunidades para que las personas menores de edad interactúen con su entorno y experimenten de manera práctica para promover su desarrollo cognitivo y motor.
Plasticidad cerebral y estimulación temprana

El cerebro infantil posee una notable capacidad para adaptarse y reorganizarse en respuesta a estímulos externos. Durante la infancia, especialmente en los primeros años, esta plasticidad es máxima, lo que convierte a esta etapa en una ventana crítica para el aprendizaje y la intervención temprana.
Aprendizaje significativo

El aprendizaje se adquiere de una manera más efectiva cuando la nueva información está relacionada con la vida cotidiana y los intereses del niño o niña. Los conocimientos nuevos se van integrando con los aprendizajes que ya se han adquirido.
El juego como medio principal de aprendizaje

El juego libre, simbólico y dirigido es vital para el desarrollo cognitivo, emocional, social y físico. A través del juego la persona menor de edad se comunica, imagina y resuelve problemas.
Importancia de las emociones

Las emociones juegan un papel crucial en la retención de información y la motivación. Un entorno emocionalmente positivo y seguro favorece la consolidación de aprendizajes significativos.
Entorno seguro y estimulante

Un ambiente seguro y enriquecido con estímulos adecuados promueve el desarrollo cerebral y el aprendizaje. Esto incluye la disponibilidad de materiales didácticos, espacios para el juego y la exploración, y la presencia de personas adultas que brinden seguridad, apoyo y guía.
Individualización del aprendizaje

Cada niña y niño tiene un ritmo y estilo de aprendizaje únicos. Es necesario adaptar las estrategias educativas a las necesidades individuales de cada persona menor de edad para facilitar un aprendizaje más efectivo y significativo.
Motivación intrínseca

Fomentar la curiosidad y el interés propio del niño y la niña estimula la motivación intrínseca, lo que se traduce en un aprendizaje más profundo y duradero.
Fomento de la curiosidad y la creatividad

Estimular la curiosidad natural y la creatividad de los niños y las niñas es fundamental para su desarrollo intelectual. Algunas estrategias son el desarrollo de proyectos basados en los intereses de las personas menores de edad y de actividades que promuevan la exploración y el pensamiento crítico.
Autonomía progresiva

A los niños y las niñas se les debe permitir ejercer su autonomía progresiva en función de su edad, madurez y experiencias; esto significa que puedan actuar por sí mismos(as) a medida que crecen y van incrementando las capacidades para tomar decisiones y resolver problemas.
Evaluación continua y formativa

Implementar evaluaciones formativas permite detectar avances y dificultades de forma oportuna, adaptando la intervención en el proceso de aprendizaje de acuerdo con las necesidades cambiantes del niño y la niña.
Participación de las familias

La colaboración entre las personas adultas cuidadoras o educadoras y las familias es esencial para el desarrollo integral del niño y la niña. La presencia y acompañamiento de los padres y las madres en el proceso de cuido, crianza y educación refuerza el aprendizaje y el desarrollo emocional de la persona menor de edad.
Aprender en la infancia es un acto integral, donde el cuerpo, la emoción y la mente convergen. El aprendizaje es más eficaz cuando se produce en contextos significativos, donde el niño o la niña puede establecer conexiones con su realidad y participar de manera protagónica. En este sentido, el juego libre, el arte, el movimiento y la curiosidad emergen como cimientos naturales del aprendizaje temprano.