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La devolución pedagógica

Un tema que es transversal y a su vez muy importante para el tema de la evaluación es la devolución pedagógica. En la Unidad de Aprendizaje 1, se abordó el tema de la retroalimentación; ahora bien, estos dos temas, aunque están relacionados, son distintos.

INA/Adobe/Dot. Studio & Papisut

La devolución pedagógica es un proceso sistemático y reflexivo mediante el cual se comunica a los(as) estudiantes, de manera clara y oportuna, la información sobre su desempeño, en relación con los objetivos de aprendizaje establecidos.

Es el corazón del aprendizaje continuo y la mejora en la práctica docente enfocada en las personas estudiantes. Va más allá de la simple asignación de una calificación o de mencionar un criterio de aprobación, ya que se centra en proporcionar una retroalimentación detallada y constructiva que les permita comprender sus fortalezas, identificar sus áreas de mejora y tomar decisiones informadas, para avanzar en su proceso de aprendizaje.

En esencia, la devolución pedagógica busca generar una conversación significativa entre la persona docente y la persona estudiante sobre el aprendizaje, mientras que la retroalimentación podría verse como un proceso no tan profundo.

La devolución pedagógica puede darse de distintas formas.

En un espacio del aula podría ser más simple, ya que se cuenta con el acercamiento entre docente y estudiante; sin embargo, la manera en que se aborde marca la diferencia.

Por otro lado, cuando tenemos un grupo no presencial, por medio de una plataforma virtual educativa, este aspecto puede ser más complejo.

Para ello, se presenta el siguiente vídeo, el cual muestra ejemplos de cómo realizar la devolución pedagógica en ambientes virtuales.

 

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Para complementar este tema, hemos agregado un vídeo. Está ubicado en el aula virtual del curso, debajo de este recurso didáctico. Le invitamos a visualizarlo una vez que haya finalizado este contenido.



Para el(la) estudiante es importante, ya que le permite saber con claridad en qué aspectos necesita mejorar, fomenta el pensamiento crítico y la reflexión sobre su propio desempeño, aumenta la motivación para continuar aprendiendo y esforzándose, al percibir que el trabajo realizado es valorado al recibir orientación específica.

Por otro lado, para la persona docente esto es valioso, ya que le proporciona información crucial sobre el desempeño del (de la) estudiante y sus necesidades.

Puede identificar las áreas o aspectos en los cuales se debe mejorar y, por ende, le permite realizar los ajustes pertinentes a las actividades.

Esto permite fortalecer la relación con el estudiantado, generando un ambiente de confianza, al demostrar que se está dispuesto(a) a invertir tiempo y esfuerzo en guiarlo(a).

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Para observar algunos ejemplos sobre el tema, hemos agregado cuatro para su análisis. Haga clic sobre cada uno de ellos y observe la información que corresponde:

Retroalimentación escrita detallada en un trabajo

En lugar de solo asignar una calificación a un ensayo, la persona docente escribe comentarios específicos sobre la claridad de los argumentos, el uso de la evidencia, la organización de las ideas y la calidad de la redacción, sugiriendo cómo el/la estudiante podría mejorar en futuros trabajos.

Uso de rúbricas con descriptores específicos

Al evaluar una presentación oral, la persona docente utiliza una rúbrica que detalla los criterios de evaluación (claridad del discurso, uso de apoyos visuales, dominio del tema, etc.), con descripciones precisas para cada nivel de desempeño. La persona estudiante recibe la rúbrica con la valoración en cada criterio, lo cual le permite entender qué aspectos fueron bien logrados y cuáles necesitan mejorar.

Retroalimentación entre pares

Los(as) estudiantes revisan el trabajo de sus compañeros(as) utilizando criterios preestablecidos y ofrecen sugerencias constructivas para mejorar. Esto fomenta el aprendizaje activo y la comprensión de los criterios de evaluación.

Portafolios con reflexión

Los(as) estudiantes recopilan sus trabajos a lo largo de un período y realizan una reflexión sobre su propio progreso, identificando sus aprendizajes, desafíos y metas futuras. La persona docente revisa estas reflexiones y ofrece una retroalimentación que guía el proceso de autoevaluación.

Recuerde, la devolución pedagógica es un pilar fundamental en el proceso evaluativo, ya que permite un aprendizaje significativo y reduce la fricción que se centra en evaluar.

Al trascender una mera calificación o emisión de un criterio, se convierte en un diálogo que enriquece el desempeño de la persona estudiante. Contribuye a la formación de estudiantes críticos(as), capaces de autoevaluarse y de aprender.

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