Es un abono orgánico fermentado, que lleva un proceso de descomposición aeróbica (presencia de oxígeno) de residuos orgánicos a temperaturas controladas, esto se logra a través de microorganismos presentes en los propios residuos; cuya elaboración demora entre 14 y 21 días.

El Bocashi activa e incrementa la cantidad de microorganismos benéficos en el suelo; los cuales, en condiciones óptimas de humedad y aireación producen nutrientes asimilables por las plantas y suplen de materia orgánica a diversos organismos presentes en el suelo.

Para su elaboración se sugiere combinar productos altos en carbono y bajos en nitrógeno; como mínimo tres materiales diferentes para aportar mayor diversidad microbiana. Se puede utilizar en todas las etapas del cultivo, ya sea en almácigos, vivero, en plantaciones jóvenes o en producción. 

Algunas mezclas sugeridas para la preparación de Bocashi son las siguientes: 

B) Otro tipo de mezcla:

Preparación del Bocashi:

La producción se realiza bajo techo, se mezclan todos los ingredientes en el siguiente orden: Tierra + Granza de arroz + Estiércol (Gallinaza) + Carbón + Semolina + Melaza; agregando un poco de agua. La melaza se debe diluir bien en un galón de agua con anticipación, la humedad ideal se obtiene poco a poco a medida que se va agregando agua a la mezcla. Se debe tener precaución, ya que la falta o el exceso de agua puede afectar el proceso de fermentación. La humedad debe estar alrededor del 35%, se mide tomando una muestra de la mezcla en la mano y verificando que no salgan gotas de agua entre los dedos al presionar, formando un puño de tierra quebradizo; el agua se agrega solamente en este lapso.

 La mezcla se extiende en el piso, dejándola a una altura aproximada de medio metro. Al segundo día se revisa, la temperatura no debe subir más de 50 grados, de lo contrario se debe voltear inmediatamente sin agregar agua. La temperatura se toma con un termómetro de abono o realizando una prueba con un machete. El machete se introduce en la mezcla, se deja un ratito, al sacarlo se toca la hoja de éste con la palma de la mano; si no se resiste al calor, es indicativo que la mezcla se encuentra por encima de los 50 grados.

Se voltea 2 veces al día (mañana y tarde) durante los primeros 7 días. A partir del octavo día se voltea 1 vez al día (mañana) durante los siguientes 8 días. Para que la fermentación se lleve a cabo más rápidamente, la altura de la mezcla se baja aproximadamente a una cuarta de mano, a partir del tercer día. Alrededor de los quince días, el abono estará listo, su textura debe ser seca, suelta y de color oscuro, no debe presentar malos olores.

Son aboneras o biofertilizantes sólidos que se aplican al suelo en período de invierno. En el proceso de preparación del abono orgánico fermentado, primero se da un calentamiento fuerte de la mezcla de residuos, luego se baja la temperatura de la abonera estabilizándola. Posteriormente se procede a la maduración de ésta, que consiste en la descomposición lenta de los materiales más difíciles de descomponer; al llevarse a cabo esta acción, el abono está listo para ser utilizado.

Una abonera utilizada en plantaciones de cacao que facilita el aprovechamiento de los residuos de cosecha es la siguiente: Se compone de 45 Kg de tierra negra + 11,25 Kg de ceniza + 135 Kg de cáscara de cacao + 135 Kg de cáscara de tallo de plátano + 45 Kg de estiércol de vaca + 2,25 litros de jugo fermentado de cacao; puede ser el jugo que se produce en los primeros 2 días de fermentación de la semilla de cacao.

Para su elaboración, la cáscara de cacao y de tallo de plátano se pican bien fino, se mezclan todos los componentes humedeciéndolos con agua, se riega el jugo de cacao sobre la mezcla y se extiende sobre tierra sólida; protegiéndola de la lluvia y el sol. Se deja una altura de la era de 50 cm, volteando la mezcla cada 3 días; al tercer o cuarto día de volteo se baja la altura de la era a 20 cm; aproximadamente 20 días después estará lista para aplicar.

El término “Abono Verde” hace referencia a la práctica de sembrar plantas en un terreno vacío o ya cultivado, que contribuyan con la nutrición o mejoramiento del suelo. Por lo que resulta beneficioso asociar árboles de poró (Erytrina), guaba (Inga), Leucaena o madero negro (Gliricidia), sus raíces tienen la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico al suelo, al presentar una simbiosis o alianza con bacterias del género Rhizobium, transforman el nitrógeno en una forma sólida que puede ser absorbida por las plantas. También son beneficiosas las plantas que presenten una afinidad con hongos micorrizógenos arbusculares, éstas movilizan agua y nutrientes esenciales para un buen desarrollo y crecimiento de los cultivos.

Son abonos líquidos que se obtienen mediante un proceso de fermentación anaeróbica de azúcares (no requiere oxígeno) con la asociación de microorganismos (bacterias, hongos, levaduras). Se adquieren utilizando elementos como; sales minerales, ceniza, roca fosfórica, sulfatos y cal; se pueden elaborar biofertilizantes de frutas o plantas medicinales entre otros. Creando un abono rico en vitaminas, minerales, aminoácidos y elementos quelatados, considerablemente solubles y asimilables por las plantas al ser aplicados tanto al follaje, como al suelo. No necesariamente deben contener estiércol, el cual se puede sustituir por gallinaza, en caso de que se desee agregar.

Los ingredientes se mezclan en un estañón de 120 litros, se remueven 2 veces al día (mañana y tarde), fermentándose por 8 días. Una vez que el producto se encuentra listo, se disuelve 1 litro del compuesto en una bomba de 20 litros, colándolo bien antes de agregarlo a la bomba. Lo recomendable es utilizarlo lo más fresco posible y no aplicarlo durante la etapa de floración porque tiene efecto abortivo sobre las flores. Se puede utilizar durante todas las otras etapas del cultivo.

Son abonos líquidos fermentados de materia orgánica, que actúan como estimuladores de crecimiento, aportan nutrientes y vitaminas, favorecen el desarrollo del follaje, la floración y aumentan la producción; se aplican al suelo o en forma foliar. Se preparan a base de estiércol, agua, melaza y leche, pueden ir enriquecidos con microorganismos eficientes, levadura o lactobacillus.

Se requieren los siguientes materiales: 1 barril de 120 litros de plástico con aro metálico, 1 botella de plástico desechable, 1 manguera plástica de 1 metro de largo y media pulgada de diámetro.

Preparación de bioles:

En el barril se revuelven bien 7 kg de estiércol bien fresco y 2,5 kg de ceniza en 20 litros de agua. En una cubeta plástica de 8 litros, se disuelven bien los 2 litros de leche y melaza y se agregan al barril, se rellena con agua limpia o de lluvia (60 litros) dejando un espacio de aproximadamente 10 centímetros entre el compuesto y la tapa; la cual debe tener un orificio de media pulgada en el centro. El recipiente se tapa herméticamente para iniciar la fermentación. Se conecta un extremo de la manguera en el orificio de la tapa y el otro en la botella plástica, la cual debe permanecer con agua a la mitad de su capacidad para introducir en ésta la manguera y así absorber los gases. Se sellan bien ambos hoyos, tanto el de la tapa como el de la botella.

A los 5 días se abre el barril y se agregan nuevamente los 2 litros de leche y melaza disueltos previamente en una cubeta plástica de 8 litros, luego se adicionan los 2,5 kg de ceniza y 40 litros de agua, se cierra herméticamente la tapa para que continúe la fermentación y se conecta la manguera. El estañón se mantiene a la sombra a temperatura ambiente, protegiéndolo del sol durante 20 a 30 días; el producto estará listo cuando dejen de salir gases por la botella y se verifique su calidad de acuerdo con el olor y el color. Su olor debe ser agradable a fermentación y debe tener un color café amarillento.

Es un abono orgánico obtenido de materiales orgánicos biodegradables que se utilizan en la alimentación de la lombriz, para que ésta los ingiera y los convierta en excretas enriquecidas.

Otros productos que se pueden utilizar en la fertilización de plantaciones de cacao son: compost, gallinaza, estiércol y purines. Las aplicaciones se separan en dos porciones por año, en cantidades entre 2 y 4 kg/año por árbol. También se puede utilizar vinagre de madera en dosis de 5 a 6 onzas por bomba de espalda o 1 galón por estañón de 200 litros de agua.