Son aquellos productos que tienen un origen natural y por lo tanto se
degradan por la intervención de organismos pequeños, presentes en suelo o
en agua. El calor del sol, la lluvia, los hongos y las bacterias
descomponen los materiales de forma natural y a mayor velocidad. Además,
su descomposición no genera daño al ambiente donde se encuentre. La
biodegradación depende mucho de la composición y complejidad del
material (Llorca, Gutiérrez, & Shackelfor, 2016).